Música

Calentamos guitarra y micrófono para traeros de los recónditos más insospechados música que es pura poesía, los grandes de este sector, no siempre los más famosos, a veces sí, otras nos llamaréis locas. Pero a cambio, conseguiremos deleitaros con la música de piano de Aliss que encontraréis en nuestros cortos y que un día de estos uniremos en un CD. ¿La haremos famosa? Quién sabe…Esta semana os dejamos con un ciclo especial de la mano de nuestra experta en música sobre la obsesión del intérprete:

Durante las próximas entradas, realizaré mi pequeño análisis sobre la música clásica en el cine. Pienso que es un tema muy importante, pues son piezas que escuchamos constantemente y nos asalta la típica pregunta: ¿De qué me suena eso? Por tanto, intentaré despejar algunas dudas sobre los temas más conocidos.  En primer lugar, dedico un espacio a mis dos perlas: “Shine” y “Cuatro minutos”.  Las dos películas relatan la historia del intérprete, de la obsesión por el compositor fetiche (en primer lugar, Rachmaninov y en segundo, Schumann). Se trata de dos películas transgresoras, en las cuales, los protagonistas sufren verdaderamente la pasión sin límites por la música (acompañada de trastornos psicológicos). Comenzamos por Shine:

Shine descubrió en 1996 para el gran público la figura del pianista australiano David Helfgott, narrando su vida, aunque adornada, como es habitual, con detalles ficticios. Helfgott, nacido en 1947 en una familia de judíos emigrados de Polonia, fue un «niño prodigio» que ya a los 14 años atrajo la atención de Isaac Stern, quien le invitó a estudiar música en los Estados Unidos. Finalmente elegiría Londres, donde a los 19 años se matriculó Royal College.

Sin embargo en 1970, tras graduarse, le sobrevino una enfermedad nerviosa que le mantuvo más de una década en tratamiento psiquiátrico, alejándole de toda actividad concertística. Saldrá del hospital al ser reconocido por una antigua admiradora, quien lo lleva a vivir con ella, pues el padre de David ha cumplido su promesa, y ha renegado de él. La convivencia entre los dos se hace imposible y, finalmente, David se irá a vivir con un conocido que ella le recomienda.

A comienzos de los 80 reaparece en público; primero en un restaurante, donde llama la atención interpretando «El vuelo del moscardón» de Rimsky-Korsakov (en el arreglo para piano de Rachmaninov); poco después conocerá a a la que será su mujer, Gillian, una astróloga divorciada y mucho mayor que él. Luego, animado por ella, reaparecerá en las salas de concierto como intérprete «clásico».

El desequilibrio de David comienza en la adolescencia, donde ya notamos a un joven con muy escasa sociabilidad, encerrado en sí mismo, lo que en el film da la impresión de estar causado por el carácter tiránico de su padre, que le prohíbe estudiar en el extranjero con la amenaza de que nunca volverá a ser admitido en su familia; David habrá de esperar a la mayoría de edad para poder irse. El contraste con su vida posterior en el Londres de los 60, y su ambiente de libertad, es enorme, y la reconstrucción de esa época es lo más logrado de la película.

El Concierto nº3 Rachmaninov se convierte en la razón de vivir del protagonista, desde que su padre le interesa por él a los 5 años. El Concierto nº 2 fue muy divulgado en el cine de los 40 y 50, en películas como Breve encuentro y La tentación vive arriba de Billy Wilder.

Tras esta reaparición, Helfgott ha seguido interpretando el 3º Concierto de Rachmaninov y dada la fama mediática adquirida con su biografía filmada, en 1997 llegó a publicarse una interpretación donde el pianista era acompañado por la Filarmónica de Copenhague con dirección de Milan Horvat.

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